Los Comienzos de La Sombrerería La Estrella
Fundada en 1956, la Sombrerería La Estrella ha resistido el paso del tiempo en pleno centro de Curicó. Este negocio familiar, heredado de padres a hijos, mantiene viva la antigua tradición del sombrero huaso y se erige hoy como un ícono cultural curicano, ejemplo inspirador de cómo un oficio artesanal puede sobrevivir en la era moderna.
Orígenes de un negocio histórico
En la pequeña calle Mónica Donoso de Curicó, junto al bullicioso Mercado Municipal, una vitrina exhibe elegantes sombreros de huaso, fieltros gastados y chupallas de paja. Allí abrió sus puertas la Sombrerería La Estrella hace casi siete décadas, de la mano de su fundador, Don Luis Audoro Bustamante Araya, quien llegó del campo a la ciudad “en busca de mejor vida” y aprendió el oficio sombrerero gracias a unos amigos. Corría el año 1956 cuando Don Luis confeccionó su primer sombrero y decidió iniciar su propio taller, bautizándolo La Estrella. Ese humilde comienzo marcó el nacimiento de un comercio que, con el tiempo, se volvería emblemático en Curicó. Ubicado en Mónica Donoso #533 –una corta vía al costado del Mercado Municipal– el local pronto se integró al tejido urbano curicano. Por sus puertas han pasado generaciones de clientes, desde campesinos en busca de la clásica chupalla para el sol hasta elegantes jinetes de rodeo en procura de un sombrero finamente acabado.
Desde sus inicios, La Estrella ofreció calidad y autenticidad. En épocas donde el sombrero era parte esencial del vestir diario, Don Luis se ganó la confianza de la comunidad con cada puntada y cada cinta colocada a mano. “En pleno corazón de Curicó, Sombrerería La Estrella ha sido un pilar de la ciudad desde 1956, manteniendo viva una tradición de sombrerería”, señalan publicaciones locales al destacar cómo este pequeño negocio ha permanecido vigente contra viento y marea. La tienda no solo vendía sombreros; también reparaba y personalizaba piezas para prolongar su vida. “Se arregla toda clase de sombreros en paño” rezan sus anuncios, reflejando el compromiso de Don Luis con cada cliente: ningún sombrero quedaría sin su cuidado experto. Aquella dedicación artesana convirtió a La Estrella en más que un comercio: pasó a ser parte del patrimonio afectivo de Curicó.
Tradición familiar y relevo generacional
Con el transcurso de los años, la sombrerería se transformó en una empresa familiar. Don Luis transmitió su amor por el oficio a sus hijos, asegurando la continuidad del legado. Su hijo José Luis Bustamante Llantén comenzó a ayudar en el negocio desde joven, aprendiendo los secretos del arte sombrerero bajo la tutela de su padre. “Llegué a trabajar al local el año 2010 y en el año 2018 me hice cargo del negocio cuando mi padre decidió irse a descansar”, relata José Luis sobre el momento en que asumió las riendas de La Estrella (descubrecurico.cl). Este relevo generacional marcó un hito importante: tras más de 60 años al mando, Don Luis cedió el puesto al siguiente Bustamante, asegurando que la tradición continuara con renovados bríos.
A sus 98 años, cumplidos en 2024, Don Luis Bustamante —afectuosamente llamado el maestro sombrerero— sigue siendo la inspiración de la tienda. Su presencia aún se siente en cada rincón: las hormas de madera, las cintas de seda, las fotografías antiguas que decoran las paredes. “Fundador, artista y mente maestra de Sombrerería La Estrella”, así lo describen quienes conocen su trayectoria, reconociendo en él al artesano visionario que dio vida a este rincón de Curicó. Mientras tanto, José Luis y esposa aportan una mirada fresca sin perder la esencia. Bajo su administración, la sombrerería ha incorporado nuevas ideas, como la presencia en redes sociales y la participación en ferias, pero manteniendo las técnicas tradicionales que su padre le enseñó. En las manos de José Luis, cada sombrero sigue siendo una obra de artesanía y paciencia, tal como le inculcó Don Luis.
La transición no estuvo exenta de desafíos emocionales. “Para mi padre la sombrerería fue su vida entera, costó que soltara el taller,” comenta José Luis en tono nostálgico. Sin embargo, el retiro bien ganado de Don Luis no significó su ausencia: es común verlo pasar por la tienda, saludar a antiguos clientes y aconsejar a su hijo en algún detalle técnico. La Estrella sigue siendo su hogar, aunque ahora observe desde la trastienda cómo la siguiente generación atiende el mostrador. Esta simbiosis familiar –la experiencia del padre y la energía del hijo– ha sido clave para que el negocio sobreviva y se adapte con los años.
Un ícono cultural en Curicó
Pocos comercios locales pueden presumir de la longevidad y la relevancia cultural de Sombrería La Estrella. Con sus 69 años de historia, esta sombrerería es parte del paisaje curicano y de la memoria colectiva de la ciudad. Muchos habitantes la consideran un verdadero museo vivo: al cruzar su umbral se puede viajar en el tiempo, a una época en que todos los caballeros usaban sombrero y las tradiciones rurales eran el orgullo del Maule. La tienda ha vestido a incontables huasos y china (parejas de baile folclórico) en fiestas costumbristas, y abastecido de sombreros a campeones de rodeo y clubes de huaso de la zona. Su aporte a la identidad local es invaluable.
No es extraño que en cada Fiesta de la Vendimia, la celebración anual más importante de Curicó, la Sombrerería La Estrella tenga un lugar destacado. “Un año más la familia de Sombrerería La Estrella se hace presente en Vendimia para aportar al desarrollo de Curicó” –rezan los agradecimientos públicos de los organizadores. En esta fiesta de la uva y el vino, donde abundan las tradiciones campesinas, los sombreros de La Estrella coronan la vestimenta típica de autoridades, reinas de belleza y folcloristas. La presencia de la familia Bustamante en dichos eventos refleja su compromiso con la cultura local: no solo venden sombreros, sino que mantienen viva la imagen del huaso chileno en cada evento comunitario.
La tienda misma es un punto de referencia en el centro de la ciudad. Turistas curiosos se detienen frente a la vitrina intrigados por este establecimiento de aire antiguo que contrasta con las tiendas modernas alrededor. Los curicanos, por su parte, sienten orgullo al contar la historia de “la sombrerería de don Luis” a quienes visitan la ciudad. La Sombrerería La Estrella se ha convertido en un importante referente cultural de Curicó, especialmente por mantener un oficio tradicional y por su aporte al patrimonio inmaterial local. Tanto es así que durante el Día de los Patrimonios –jornada nacional dedicada a celebrar la herencia cultural– el local suele ser destacado como ejemplo de patrimonio vivo, una “reliquia querida” de la ciudad.
Dentro de la tienda, cada objeto cuenta una historia. En un rincón se atesora una antigua plancha de bronce con la que Don Luis daba forma a los fieltros; en otro, un sombrero polvoriento cuelga a modo de recuerdo: fue el primer modelo creado por el fundador en 1956, y todavía conserva su cinta original descolorida. Ese sombrero pionero, según rememora la familia, fue vendido y décadas más tarde devuelto al taller para restauración, y Don Luis lo guardó como símbolo de todo lo construido desde entonces. “Si este sombrero hablara, contaría la historia de nuestra familia”, dicen con orgullo los Bustamante. Anécdotas como esa abundan en La Estrella: desde el cliente fiel que compró allí su sombrero de matrimonio en los años 60 y volvió 50 años después junto a su nieto, hasta la vez que la tienda sobrevivió al devastador terremoto de 2010 ilesa entre edificios colapsados del barrio. Cada capítulo refuerza la conexión entre la sombrerería y la comunidad.
Resiliencia y pasión en tiempos modernos
Mantener un negocio tradicional por tanto tiempo no ha sido fácil. La moda ha cambiado drásticamente desde los años 50; hubo épocas en que el uso del sombrero declinó y el oficio estuvo “en decadencia”descubrecurico.cl. La llegada de productos importados más baratos también golpeó al rubro artesanal: “lo peor (del oficio) en estos momentos (son) los artículos sintéticos que llegan desde China”, reconoce José Luis Bustamante, aludiendo a la competencia desigual con sombreros industrialesdescubrecurico.cl. Sin embargo, ni la disminución de la demanda ni la avalancha de mercancías extranjeras lograron apagar la luz de La Estrella. Lejos de claudicar, la sombrerería supo adaptarse manteniendo su esencia.
Una de las estrategias de resiliencia ha sido diversificar sin perder la identidad. Además de los clásicos sombreros de huaso de paño y las chupallas de paja toquilla, La Estrella comenzó a ofrecer gorras, fedoras, bombines e incluso sombreros tipo cowboy, atendiendo a nuevas clientelas que van desde jóvenes aficionados a la moda retro hasta turistas en busca de un recuerdo auténtico. Pese a esta variedad, todos los productos llevan el sello de la casa: calidad artesanal, muchas veces confeccionados o terminados a mano, y posibilidad de personalización. “Aquí el sombrero se adecúa a la cabeza y al gusto del cliente, no al revés”, solía decir Don Luis, resaltando el valor de un servicio a la medida. Esa filosofía artesanal es un atractivo único frente a la producción masiva impersonal.
La siguiente gran adaptación vino de la mano de la tecnología. Comprendiendo los tiempos, José Luis impulsó la presencia digital del negocio: hoy Sombrerería La Estrella se promociona en redes sociales, comparte fotografías de sus creaciones en Instagram y recibe consultas vía WhatsApp, sin dejar de atender de manera cálida tras el mostrador de madera. Esta mezcla de tradición y modernidad ha permitido atraer a las nuevas generaciones, que descubren en la sombrerería un remanso vintage en medio de un mundo acelerado. Aun así, las escenas cotidianas dentro del local siguen siendo entrañablemente clásicas: un cliente probándose un chupallón frente al espejo antiguo, otro pidiendo que le estiren el ala de su sombrero favorito, mientras de fondo suena una radio de antaño. La modernización no ha desplazado ese encanto, solo lo ha hecho más visible al exterior.
Lo que mantiene de pie a La Estrella, por encima de todo, es la pasión por el oficio. Esa llama que encendió Don Luis en 1956 continúa viva en su familia. “Poder rescatar un oficio” tradicional es la mayor satisfacción de este trabajo, confiesa José Luisdescubrecurico.cl. Cada sombrero que sale de la tienda es, para él, un pequeño triunfo contra el olvido cultural. Y cada vez que un joven curicano entra a la sombrerería por primera vez, quizá motivado por la curiosidad o por una fiesta temática, y sale con un sombrero hecho a mano, es una victoria para la tradición. En un consejo que Don Luis suele dar a los emprendedores, resume el secreto de su longevidad: “Busquen algo que amen. Si trabajan con amor y perseverancia, podrán equivocar el rumbo a veces, pero nunca perderán la esencia”. Precisamente, el amor por el sombrero y la perseverancia de la familia Bustamante han sido el norte invariable de La Estrella.
Legado y valor patrimonial
Hoy, la Sombrerería La Estrella es reconocida no solo como un negocio, sino como un patrimonio vivo de la ciudad. Su historia de más de medio siglo encarna la evolución de Curicó misma: ha sobrevivido a cambios urbanos, terremotos, modas efímeras y crisis económicas, siempre reinventándose sin renunciar a su alma. Las autoridades locales y organizaciones culturales suelen citarla como ejemplo de preservación de oficios tradicionales. No en vano, forma parte de rutas turísticas históricas y ha sido escenario de reportajes y documentales sobre la identidad curicana.
Más allá de los reconocimientos oficiales, el verdadero legado de La Estrella se mide en la cercanía con la gente. Cada sombrero vendido tiene detrás un relato, y muchos curicanos guardan en sus casas alguna pieza adquirida en la sombrerería, convertida en tesoro familiar. “Este sombrero lo compró tu abuelo en La Estrella”, pueden decir los mayores a los más jóvenes, transmitiendo no solo el objeto sino el orgullo por su origen. Así, la tienda trasciende generaciones: es común ver entrar a abuelos con sus nietos, dispuestos a encargar un sombrero para las presentaciones de baile folclórico del colegio, reviviendo la tradición una y otra vez.
El espíritu inspirador de Sombrerería La Estrella radica en su resistencia tranquila. En un mundo dominado por lo desechable y la producción en serie, este pequeño local curicano demuestra que la autenticidad tiene un valor perdurable. Su historia invita a reflexionar sobre la importancia de conservar nuestras raíces y oficios. No es solo la historia de una familia, sino la de una comunidad entera que ha arropado a su sombrerería como parte de su identidad. Porque La Estrella no vende simplemente sombreros, entrega herencia cultural en cada caja.
Al cruzar la puerta de Mónica Donoso #533, uno siente que entra en un relato vivo. Allí están Don Luis y José Luis –pasado y presente– unidos por un mismo objetivo: que la tradición no muera. Allí están los sombreros, cada uno con su estilo y su época, conviviendo en armonía. Y allí sigue brillando La Estrella, la sombrerería de Curicó, recordándonos que con dedicación, familia y amor por lo nuestro, incluso el negocio más clásico puede perdurar y seguir inspirando en pleno siglo XXI.
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